Apr 11, 2011

Tras la detención de Ai Weiwei el 3 de abril la prensa internacional habla a diario del asunto, las redes sociales se hacen eco con seguimiento masivo y existen diversas páginas de internet en las que podemos adherirnos a manifiestos de protesta que serán enviados al gobierno chino. ¡Como si eso les importara lo más mínimo!
El único lenguaje que puede entender una dictadura tan feroz es el de la economía. Porque el poder actual de China no radica en su potencia militar o política, sino en la dependencia que nos hemos creado de sus productos.
¡Qué paradójico comprobar que los mensajes que enviamos en Twitter, las páginas que consultamos para informarnos y las firmas digitales con las que nos adherimos a los manifiestos no serían posibles sin nuestros dispositivos "made in China"!.
Son las grandes multinacionales las que pueden presionar verdaderamente al régimen. No sólo para que liberen a Ai, sino para que se produzca una apertura real que libere al pueblo chino.
Pero ¿interesa esto realmente? Sin duda, no. Ningún gobierno puede hoy en día presionar, pues la inmensa cantidad de deuda pública que han comprado los chinos los tiene maniatados. Tampoco las corporaciones pueden hacerlo, porque ya no fabrican nada fuera de allí, y cambiar todo el sistema de producción les supondría la quiebra.
Así que sólo los consumidores podemos tratar de obligarles a hacerlo si buscamos opciones de compra de productos manufacturados fuera de China (si esto aún es posible). Cada uno de nosostros, con nuestra pequeña acción, quizá podamos cambiar el curso de las cosas.

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